lunes, 5 de noviembre de 2012




He soñado que soñabas conmigo, 
como el que sueña laderas 
con saltos de agua, 
en un pulso convulso y loco. 
En tu sueño 
yo soñaba que soñaba contigo, 
como el que sueña con el prado manso 
que rumia la vaca 
al abrazo del pie de la encina, 
con el cimbreo de las sombras de las calas 
y la mariposa ciega que enreda 
de boca en boca las palabras, 
dejando aroma de espliego. 
Nuestros sueños se invadían 
con lenguajes distintos, 
dispares requisitos; 
pero un tronco grande de árbol 
socorría a la mariposa  
y salvaba el latido de los dos. 




Nená de la Torriente