Alguien por ahí dice la verdad,
sólo
la verdad, y nada más que la verdad:
‘El
amor no existe’.
No
es por desanimar, es una suerte de querencia
llamada
deseo, tan fuerte que rompería muros
de
cemento.
Hembra-hombre, un pseudo amor deseado,
un
cariño no exactamente fraudulento, pero sí utiliza una batidora
como
la que se usa para hacer bizcochos de limón.
Por
eso es tan estupendo el amor que existe,
porque
sí existe hacia los demás, hermanos, hermanas,
amigos, querencias sin intención alguna.
Cuando
aparece el hambre nos vuelve ciegos,
y
ya no sabemos si es amor bragetario o amor a secas,
y
una vez metido el sexo por medio,
el
músculo –corazón- se enquista.
Es el
capricho de la carta de los Reyes,
lo
quiero, lo quiero, es mío,
pregúntatelo
otra vez.
¿Eso
es amor?
-A
veces se nos olvida-
Nená de la Torriente