-Hipo de viernes-
El problema, como siempre, es que no hay valientes, y no digo burros, que sería tercos de condición y forma, digo valientes y sé bien lo que digo.
He estado en
muchos pueblos, no he vivido muchas
vidas, porque si creyera en la
reencarnación ya me habría metido en la cama y no me habría movido –menuda faena-.
Creo que tenemos
una vida y la solemos malgastar, a veces
inevitablemente, condicionados por actos
altruistas, luego no es del todo un
derroche, al contrario, pero casi siempre se malgasta por miedo. Cedemos nuestra vida al inmovilismo por
comodidad y por falta de bravura o de bemoles, desde la más mínima cosa, hasta la más arriesgada, y no hablo de locuras ni de inconsciencias
gratuitas. Si miramos alrededor sólo
vemos corrupción en todos los ámbitos. Todo quema, no pongas el dedo en nada, que no sirve. Piensas 'aún quedan tipos honrados', y sí los
hay, pero si sus máximos superiores
dependen de un hilo la cosa cambia. Estamos desamparados. Desnudos en nuestras propias ciudades y no sé
hasta qué punto hemos permitido esto nosotros.
Si bajamos a otro
nivel las cosas, y miramos el trato de
la gente, es para echarse a temblar, una
sociedad egoísta, individualista, ramplona, que se ama a sí misma cuando sociedad es igual
a un solo YO, pisando a todo lo que no sea ese
yo, creyendo además que es ¡por derecho
propio! Y se dicen en voz alta ¿qué hay
más valioso que uno mismo?
Por supuesto la
idea de sacrifico desaparece, anticuada,
casi perversa y entre los más ignorantes y torpes, tachada de dogmática y religiosa. La
entrega, la ayuda, la ternura, el compromiso, la amistad, el apoyo mutuo, el valor, el pie clavado en tierra, el somos, el estamos, el hacemos, el vamos, el porque sí, el sin nada a cambio, el apóyate en mi cruz, el sigue mi estela
si te has perdido, eso, eso ya es historia.
Y ya no hablemos
de afectos, cómo decir ¡me gustas! o ya el tremendísimo 'TE QUIERO' ¡Cielos, pueden rechazarme!. Esto ya es para nota.
Nená de la Torriente