Déjame
un término,
sólo
eso, en la esquina doblada
de
tu libro.
Seré
un aroma que se irá
cuando
lo vuelvas a abrir.
Déjame
estar un instante en las yemas
de
tus dedos
sin
que lo adviertas,
no
será una cita
-aunque
sí lo sea para mí-.
Porque
te has sumergido sin permiso
en
este complicado corazón.
Nená de la Torriente