lunes, 1 de octubre de 2012



Se consume la vela. 
Su aroma de higuera explora 
los espacios que mi camisón le deja. 
Ausente mi sueño,  sobrevuela verdes 
que el asma no me indultaría y 
sonríe dichosa; 
mientras esa mano de humo 
se cuela entre el algodón 
y los lunares de mi piel. 
¿A dónde van las palabras mudas 
que charlatanas hablan en el sueño? 
¿A dónde la osadía del humo 
que goza mi cuerpo? 
Todo transcurre al mismo tiempo 
desde el mismo tiempo, 
somos pétalos de una misma flor. 



Nená de la Torriente