Se
consume la vela.
Su
aroma de higuera explora
los
espacios que mi camisón le deja.
Ausente
mi sueño, sobrevuela verdes
que
el asma no me indultaría y
sonríe
dichosa;
mientras
esa mano de humo
se
cuela entre el algodón
y
los lunares de mi piel.
¿A
dónde van las palabras mudas
que
charlatanas hablan en el sueño?
¿A
dónde la osadía del humo
que
goza mi cuerpo?
Todo
transcurre al mismo tiempo
desde
el mismo tiempo,
somos
pétalos de una misma flor.
Nená de la
Torriente