-¿Hipando?-
En
una realidad sin verbos
cuando
alguien no apuesta por ti
siempre
tapa sus cartas,
como
si fueras una amenaza.
Ese
es el primer error que comete.
Me
encanta la prudencia,
el
hombre callado de sus cosas,
pero
si te diese la mano,
que
te la dé entera,
no
la ofrezcas para no darla toda.
Los
mandamientos de cada uno son distintos,
y
hay cientos de religiones
¿cómo
llegar al término medio?
Quizá
por eso es muy difícil querer
como
quiere un hombre a una hembra
o
una hembra a un hombre.
Lo
desconozco.
Mostradas
las cartas, todas,
con
sus filos y sus reveses,
entonces
sí se levantan muros,
esto
para ti,
esto
para mí,
de
aquí no pases.
Así
entiendo que pueda llegar a quererse
pero
es difícil que alguien tenga un credo
similar
al tuyo, una religión común,
‘religazón’, que es el origen de la palabra.
En
cualquier caso, ya son cosas
que
se quedan lejos, muy lejos
o
qué sé yo.
Nená de la Torriente