Otoño, otoñal, otoñizo,
otoñar, otoñada.
Autummu,
autummare.
Ya
no quedan nidos entre
las
hojas, ellas anidan
en
el suelo.
Alfombran
el frío de rabiosos
colores, con los acentos
del
fuego.
Ya
amaba el otoño
cuando
era primavera,
y
vestía faldas acampanadas
y
el cielo era festivo y las risas
inundaban
las colinas verde lima.
Hoy
en el otoño
dibujo
corazones en las cortezas,
en las invadidas cañadas,
porque
el otoño es mi primavera,
mi
risa feriada,
mi
pulso cuerdo,
mi
pulso insensato,
ese
aire mío y no tan mío
que invade y
sobrecoge cada uno
de
mis gestos.
Nená de la Torriente