sábado, 6 de octubre de 2012


Otoño,  otoñal,  otoñizo,
otoñar,  otoñada. 
Autummu, 
autummare. 
Ya no quedan nidos entre 
las hojas,  ellas anidan 
en el suelo. 
Alfombran el frío de rabiosos 
colores,  con los acentos 
del fuego. 
Ya amaba el otoño 
cuando era primavera, 
y vestía faldas acampanadas 
y el cielo era festivo y las risas 
inundaban las colinas verde lima. 
Hoy en el otoño 
dibujo corazones en las cortezas, 
en las invadidas cañadas, 
porque el otoño es mi primavera, 
mi risa feriada, 
mi pulso cuerdo, 
mi pulso insensato, 
ese aire mío y no tan mío 
que invade y  sobrecoge cada uno 
de mis gestos. 



Nená de la Torriente