No
te me duelas mi Yo,
que
entre teja y grava
no
hay casi distancia, y si
me
cayera estarías tú para
detener
la caída,
y
besarme siempre.
No
te me duelas mi Tú,
que
entre el mar y las orillas
a
ciegas llegarías, porque
ya
estaría yo para llevarte
de
la mano y colmarte de
labios,
con
que besarte siempre.
Nená de la
Torriente