pero
me desvanezco
de
tarde en tarde
como
una burbuja en una bañera.
Sucumbo
a la necesidad de subir
a
la superficie y desaparecer
al
soplo de otros aires,
para
ser más nada todavía
y
mucho menos como tú.
No
te puedes pasar la vida midiendo
a
los demás al peso,
tanto
tienes, tanto vales,
y
tú, querido amigo,
tienes
una libreta de libranza ridícula.
Me
avergüenzas,
como
me avergüenza este mundo
de
mediciones irreales, elitistas,
de
aplausos contados, de sonrisas pagadas,
de
poemas pésimos
con
supuestos padres magníficos.
Incoherencias
a pie de página
que
levantarían a más de un buen poeta
ya
fallecido.
Si
es este el mundo que habéis construido
en
torno a lo que llamáis poesía
me
desvanezco como una burbuja,
pero
ya no en una bañera,
en
todo un océano brillante
ante
los ojos del luminoso sol.
Nená de la Torriente