-Hipo de café-
Cada
capa de rostro
que
se lleva el agua
es
un hoy, una mañana
distinta
a la anterior
y
bautizada de nuevo.
Los
días no agonizan,
se
lavan, como debíamos
rebautizarnos nosotros.
De
qué te sirve a ti la soberbia,
o
a ti esa altivez que te afea tanto.
Ser más cordiales y mitigar la dureza
de nuestros gestos
-no
hablamos de interiores calmos
ni
mansos-,
para
que el que tengamos al lado
al
menos pueda sentirse menos solo.
Nená de la Torriente