Debería
decirte que un labio sobre otro
a
la velocidad exacta
produce
una descarga suficiente
para
morir un segundo,
y
que una mirada sostenida
labio
cerca de labio resucita tan rápido,
que
ansía otro encuentro
con
una inquietud inusitada.
Debería
decirte que al sentir el recorrido
del
fuego, puedes llegar a notar
que
vas a desmayarte,
pero
sujétate fuerte y reposa el beso,
no
pienses, sonríe, y siente sobre tu pecho
el
pecho de quien te ha besado.
Su
corazón, tu corazón, jugarán a echar carreras
y tal vez se te escape la risa.
Él
tendrá más prisa que tú, retenle.
Tómate
todo el tiempo que necesites,
pero
cuando vuelvas a mirarle a los ojos
siéntele
entero y bésale
como
si fuera la primera vez
y
no existiera nada,
a
tu tiempo, con tu celeridad.
Nená de la
Torriente