domingo, 28 de octubre de 2012




Esta madrugada no silba el viento, 
chilla palabras entre cuchillos 
con ese filo fino sin filípicas. 
'Déjame entrar en tu corazón 
me dice,  déjame entrar', 
y enciendo todas las luces 
de la casa para que vea que 
no duermo,  que no va a llevarme 
nunca. 
Sé que no me miente,  pero no 
siempre la agria verdad tengo 
que instalarla en el armario, 
ni la obscena franqueza innecesaria. 
¡No me grites! 
Conozco todas tus palabras,  ni 
siquiera son tuyas de cuna. 
Abanderarse de ideas pisando al que ideó 
a la primera es la cosa más estúpida. 
¡Calma la sed del que quiera gritar 
y deja que grite contigo, 
no vengas hasta esta ventana 
que yo no pretendo nacer de nuevo, ni 
recoger margaritas! 




Nená de la Torriente