Me
aburro de mí,
me
aburro muchísimo
como
posiblemente te aburra a ti.
Si
al menos pudiera dejar de pensar un rato.
Así
que hoy decido convertirme en una mujer
superficial, absolutamente superficial.
Voy
a embadurnarme de cremas,
faciales
y corporales de todo tipo.
Me
haré las uñas, me arreglaré el pelo,
la
mente en blanco, la expresión vacua,
la
postura laxa, dejaré caer mis manos
tras
las muñecas, ligeramente abatido el labio.
Voy
a entornar los ojos,
pondré
cierto exceso de rimel,
un
poco de maquillaje.
Por
la tarde un masaje de pies en un chino
que
no me sablee el bolsillo
-claro
que quizá luego no pueda volver a casa-
Y
cuando termine el día
seguiré
en punto muerto, insustancial y vano.
Me
haré una limpieza de cutis,
cerraré
los ojos, me diré
‘nena
eres un bombonazo’
y
me iré a dormir.
Nená de la Torriente