domingo, 7 de octubre de 2012



Despierta el sueño soñando 
que aún sigue dormido, 
da tres pasos,  otro más y 
se maravilla del color de las cosas.

¿Cómo era el colorido en el otro 
sueño que soñaba?  ¿Más amarillo? 

Se arrima a la ventana,  y el golpe 
de aire fresco revoluciona sus 
venas,  su piel,  el pálpito constante 
se perturba,  e ingenuamente se 
pregunta si éste es el mejor sueño 
que ha tenido en su vida. 

Ésta es la pausa y la reflexión, 
el aspecto,  el punto,  el argumento.

La vida es el mejor de los sueños. 
Nada inimaginable o concebible 
puede compararse 
con ese golpe de aire fresco, 
el estremecimiento en la piel, 
el prodigio del iris 
que se encoge ante la luz 
y hace que el pulso se acelere 
por un segundo de existencia. 

Vivir es todo eso 
e infinitamente más. 




Nená de la Torriente