viernes, 12 de octubre de 2012


Te digo que tienes un sitio conmigo 
en el hueco de mis manos, 
mientras cocino y el aroma de las verduras 
entra en los rincones de los muebles. 
En la arruga de mi frente cuando algo 
no lo entiendo,  y engurruño la nariz 
como una niña. 

Un rincón entre mi pelo,  cuando salgo 
a pasear por las arenas de una playa 
aún dormida, 
y el sonido del mar no es sonido, 
son palabras y susurros muy de cerca. 
Un sitio en el calor de mi cuerpo 
cuando en la noche hace frío,  y 
te cobijo de la niebla y del relente 
de este mundo tan aullador y tan húmedo. 
Un lugar entre mis versos, 
no sé si en las vocales,  tan redondas, 
tan contundentes,  o entre las consonantes 
tan numerosas y coquetas. 
Te digo que tienes un espacio,  aquí conmigo, 
amarrado a mis cosas 
-que ya son de muchos modos tuyas- 
porque intuyes el olor de mis guisos, 
de mis aún amables arrugas,
de mi pelo enmarañado,
del calor de mi cuerpo,
y de cómo respiran 
cada uno de mis torpes versos. 


Nená de la Torriente