domingo, 7 de octubre de 2012

-Déjala soñar-


Una mujer sueña con un milagro. 
Sueña con esa verdad que la mire de frente. 
¿Por qué renunciar a ese milagro? 
¿Por qué no existen? 
¿Por qué en su camino jamás encontró ninguno? 
¿Por qué la ley de probabilidades 
le grita que perdería inevitablemente? 
Una mujer no renuncia a su milagro, 
porque al hacerlo estaría renunciando 
a muchas otras cosas, 
a poder capturar un rayo 
con la palma de su mano, 
a  creer en la poesía, 
a la inocencia más plena, 
a su libertad, 
a morir creyendo, 
a llorar por un motivo, 
a sonreír por veinte, 
a seguir siendo como es ella, 
una mujer que cree en los milagros. 
¿A caso tú renunciarías por un poco más de lógica, 
menos sorpresa, menos ilusión,  menos inocencia, 
y esa pizca salvaje que te hace hembra-niña? 




Nená de la Torriente