miércoles, 10 de octubre de 2012

-Yo si creo en ti-


Cáñamo en sus ojos al alba 
cuando el día renuncia cansada 
y se arrojan los recuerdos, 
tan recién llegada… 
Como aquel celo al vuelo suicida 
que acomete el veinteañero, 
desde que abre el corazón a la vida 
y se obstina en perderse con ella, 
pero él tan fatigado…
Ya no puede. 

Agrio en sus labios opacos
que el día adivina asientos de sus paños
y dedal de plata en sus hilos,
que ahora es razón consentida y vuelo sin alas.
Varón bebido de inventarios
que no desea peregrinar por celdas.

Frío en las manos
siempre labradas de luna,
por verter botellas de vidrio llenas o vacías,
en las lagunas de un ocaso torvo
como acuna la soledad al destino,
retrocediendo siempre.



Nená de la Torriente