sábado, 20 de octubre de 2012


No soy un ser humano extraño, 
soy humana y serlo convive con la 
sorpresa, 
por eso sé muy pocas cosas y 
a menudo las cuestiono. 




Que nada es para siempre, 
que siempre es una palabra hermosa, 
que lo hermoso no nos pertenece, 
y que las palabras de amor suelen ser 
términos  estrafalarios nacidos en momentos 
de necesidad,  de dolor,  de soledad y de una arritmia 
inexplicable. 



He escuchado tantos te quiero, 
tantos,  tantos, tantos,
que sólo entiendo el te quiero que lleva babas y mocos. 
Porque los niños,  como yo, 
tampoco los entienden, 
los dicen  con el ímpetu del abrazo,  del encuentro, 
del arropo más imperioso. 




Nená de la Torriente