Puse
mis labios rojos en el lampo de tu piel
y
te llamaron amujerado.
Todo
es al revés.
No
esperes que entiendan que te besaron,
como
no esperes
que
te comprendan un solo verso.
La
intención siempre será suya,
la
oportunidad,
la
ocasión,
el
retrato.
Nada
tuyo es tuyo a vista de otro,
es
esa 'cosa' que ya tenían en la mente
y
que tú ocasionalmente les has facilitado.
Cuando
vuelvas a pasar por aquí
deja
que pose de nuevo mis labios rojos
sobre
tus brillantes y pálidos labios,
y
sonríe cuando te llamen lo que quieran
llamarte.
llamarte.
Nená de la
Torriente