viernes, 5 de octubre de 2012

-A tantas, tantas mujeres-


Cuando un hombre no te cuida, 
no es que no te quiera es que 
ni siquiera te respeta. 
El ser humano no es tan complejo, 
somos pequeños trozos de espejo 
que brillan a la luz de un rayo de sol. 
A ratos cegadores y en días grises 
somos plata sobre el mate del color plomo. 
Se respeta siempre,  siempre,  siempre, 
con amor,  sin amor,  como una forma 
necesaria de educación y modo. 
Pero además,  si se supone cariño, 
travesura,  ternura,  amistad cómplice, 
el respeto es sacrosanto. 
Es el papel que envuelve la piel y 
así la lengua y el envase del perfume. 
Algo tan inevitable como la propia 
respiración. 


Nená de la Torriente