lunes, 29 de octubre de 2012




Este Madrid de hoy me respira, 
me acaricia el pelo y me llena de calma, 
aunque en la boca quiera arrancarme 
una muela,  el incisivo,  algo,  lo que sea,
porque me inquieta una parte dentro que 
no adivino. 
Cuando las cosas vienen con ángulo 
en las bandejas uno se yergue,  e intenta 
no inclinar el contenido. 
Yo dejo de pensar lo que no entiendo 
aún siendo consciente de que es una cobardía. 
Madrid gris,  Madrid viejo, 
Madrid del chato de vino, 
tienes todas las preguntas en la boca del metro, 
todas menos una. 



Nená de la Torriente