domingo, 7 de octubre de 2012




Cómo sabe contorsionarse el ánimo, 
inveterado de todo asiento. 
‘No te acomodes mucho’ parece 
decirte,  cuando dejas de reírte un rato. 
Asusta a veces,  cuando apoyando tu cabeza 
entre las manos,  absorta en cosas 
que dejaron de ser importantes, 
te asalta una lágrima o un estado 
ingobernable y díscolo. 
‘La mar debe de estar ya muy fría’ 
y levantas los ojos sabiéndote 
un grano de arena, 
y te arrebujas entre tus propios brazos 
para sostenerte, 
ni siquiera para quitarte 
ese relente borrascoso. 
No son penas,  es el instante que a uno 
la grieta se le abre, 
y se escapa la soledad que sellamos 
cada día con millones de palabras. 
Nuestro yo que tirita porque 
siendo tan fuerte,  es ferozmente débil 
y sabe que, 
es sólo,  en cualquier playa de cualquier costa,  
un pequeñísimo grano de arena. 



Nená de la Torriente