-Para L. M. R.-
Somos
tercos, nos creemos nacidos
para
vivir en jardines
y
no indiferentes en lagos de hielo.
-Soy
la flor ¿Cómo no me reconocen
como
esa flor que soy y exudo este aroma?
Buscar
un reconocimiento son ganas
de
no hallarlo nunca,
y
respingar la nariz,
como
un ratolí buscando su trozo de queso.
¿Quién
quieres que te vea flor, dime?
Yo
te veo jardín desde la madrugada
y
en sueños, y hasta cuando hablo de noche
sé
que hablo de ti.
Ya sé que no te basta,
pero
entrar en el círculo de las vanidades
es
pillarte los dedos con una puerta,
al
final dejarás de escribir.
Serás
uno más de los semovientes con
movimientos
similares.
Apártate
mi niña, esos lugares tienen sus reglas,
trivializar
el estado puro,
rechazar a los que no son iguales, amasar pan
con
harina de tiberio.
Tú si que eres poderosamente libre.
Nená de la
Torriente