miércoles, 31 de octubre de 2012

-'Creaturas'-


Devora la afonía el portazo. 
¿Quién era? 
No lo sé. 
Un pulmón de oxígeno, 
otro de barro. 
El ojo órbita libre 
dentro de la pecera 
y parece que sonríe. 




Ha constatado lo que la pericia 
le decía. 
Donde aquél puso su pie 
con infinita soberbia, 
ya se había plantado un cactus 
-pudo no haberlo pisado- 
Todo termina volviendo 
a la mano. 

Mírame,  por fin hablo 
y me siento aún más bonita. 



Nená de la Torriente