Ruedan,
las palabras ruedan,
pero
el corazón sabe en su pulso
de
reloj que todo pasa, y lo poco
que
no pasa se nos queda
pegadito
a la piel y a la garganta.
Toc toc
como
los nudillos en una puerta,
que
se abre siempre
porque
se encuentra abierta,
pero
jugamos a llamar como
niños
chicos dando vueltas.
Sólo
cuando golpeas con temor
sabes
que no durará, que
tiene
que pasar y pasa,
porque
no te han hecho un sitio
ni
te han peinado el pelo,
y
así pasaste, como pasan las horas,
como
pasan las hojas de los libros.
Toc toc, toc toc
es
inútil llamar a ciertas puertas.
Pero
se sigue jugando a dar vueltas
y
el corazón nos lo dice,
todo
pasa, y lo que no pasa se nos queda
pegadito
a la piel y a la garganta,
porque
habrá otras puertas
toc toc,
que
esperarán abiertas.
Nená de la
Torriente