jueves, 4 de octubre de 2012



Somos material reciclado. 
Creemos en nuestro pequeño 
delirio,  que lo que saldrá de nuestra 
mano es un pequeño cosmos nuevo. 
Yo lo miro cosmos 
y lo siento nuevo. 





Porque a pesar de ser un pequeño 
ser de retales, 
el barro de mis manos no lo es 
Es fruto de agua y arena, 
de esperanza, 
que dejó de ser mío 
cuando se posaron en él otros ojos. 
Maltratamos al verso, 
le reprobamos con condiciones pueriles, 
pero él llega donde la vista no alcanza 
ni siquiera los aparatos de radioscopia. 
No se habla con el verso,  él entierra 
o exhuma lo que ya existe, 
es como un enorme cucharón capaz 
de ir allá donde nadie llega, 
revolverlo todo, 
alzarlo por el aire, 
darle vida,  estremecerlo, 
encender la luz, 
calmar al sediento. 

Tanto es el verso. 



Nená de la Torriente