Todas
las palabras se quedan huecas
cuando
se escucha una sola respiración.
Se
desploman como palomas
en
una plaza repleta de mesas con manteles.
Jugamos
a dar aire al mismo oxígeno,
agitarlo
cuando se queda suspendido
y
no sabe que es el motor del mundo.
Una
a una, como piezas de un collar
engalanamos
lo que ya era espléndido,
buscando
un cuello al que le vayan más
las
perlas que los rubíes,
o
los abalorios de loza que los de leño.
Existen
palabras bellísimas cargadas
como
las balas,
pero
solas, serían pólvora sin espoleta.
Los
poemas sin ojos, sólo son letras.
Nená de la Torriente
los poemas que te leo
ResponderEliminarmi oído no quiere
que sean solo letras
Jajaja, claro, porque el señor Rafael no es
ResponderEliminaruna persona al uso. Tú no sólo tienes ojos, lo mínimo necesario para activar un poema, para darle latido. La sensibilidad es tu territorio, nace en tus pies y muere en tu cabeza -imagina todos los sentidos que se despiertan!-
Abrazote,
Nená