lunes, 3 de septiembre de 2012





Todas las palabras se quedan huecas 
cuando se escucha una sola respiración. 
Se desploman como palomas 
en una plaza repleta de mesas con manteles. 
Jugamos a dar aire al mismo oxígeno, 
agitarlo cuando se queda suspendido 
y no sabe que es el motor del mundo. 
Una a una,  como piezas de un collar 
engalanamos lo que ya era espléndido, 
buscando un cuello al que le vayan más 
las perlas que los rubíes, 
o los abalorios de loza que los de leño. 
Existen palabras bellísimas cargadas 
como las balas, 
pero solas,  serían pólvora sin espoleta. 
Los poemas sin ojos,  sólo son letras. 



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. los poemas que te leo
    mi oído no quiere
    que sean solo letras

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  2. Jajaja, claro, porque el señor Rafael no es
    una persona al uso. Tú no sólo tienes ojos, lo mínimo necesario para activar un poema, para darle latido. La sensibilidad es tu territorio, nace en tus pies y muere en tu cabeza -imagina todos los sentidos que se despiertan!-
    Abrazote,

    Nená

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