martes, 2 de octubre de 2012


Vamos a querernos un ratito, 
así,  sin vernos. 
Yo no sé tu nombre, 
tú no sabes el mío, 
ni los muros de piedra 
que marcan tu-mi contorno.
Yo te grito ¡te quiero! 
tú me gritas ¡te quiero!, 
y somos capaces de sentirnos 
queridos-das,  mucho, mucho. 
Así de fácil, 
como una carta en un buzón 
a cualquier destinatario. 

Porque el amor 
cuando es amor, 
es   c i e g o .



Nená de la Torriente