Los
ojos azules me asustan.
No
sé si es que la hondura de
ese
agua me adormece
y
temo zambullirme y olvidar,
o
acaso su expresión se me hace extraña,
inhóspita, fría como el agua fría
del
torrente en marzo.
No
sé porqué pero el azul es del cielo,
del
mar, de mi vestido, de mi cama
o
de mi ropa más íntima,
pero
de los ojos, no.
Los
ojos azules me asustan,
no
llego al alma del que me mira
si
sus ojos son azules,
por
muy bellos, bellísimos
ojos
azules que tenga.
Nená de la Torriente