viernes, 1 de marzo de 2013




Cualquiera diría que somos iguales, 
dos ojos,  dos brazos, dos piernas, 
pero no,  somos distintos y mucho. 







Algunos de vosotros miráis al oeste 
cuando el sol se está poniendo 
porque es vuestra forma de mirar 
el futuro, 
la mía es mirar su nacimiento, 
porque es ahí donde se avista 
el porvenir. 
Algunos habláis de odio con la ligereza 
del que habla de sensaciones nuevas, 
cuando es una de las emociones que 
ha removido el mundo,  cambiándole 
el rostro cientos de veces. 
Otros habláis de conveniencia sin haber vivido 
y para eso hay que tomar decisiones, 
y dolerse,  tanto como sea preciso, 
dar pasos,  uno detrás de otro sin MIEDO, 
así se hallan las recompensas. 
De otro modo no hay pérdidas 
pero tampoco hay grandes ni pequeños tesoros. 
Todos tenemos un sitio,  una silla,  una vasija 
donde serenarnos,  y encontrarla a solas 
garantiza evitar los desencantos. 
Después sal si quieres a buscar tus sueños 
pero deja en ella el temor a equivocarte 
o llevarás la palabra tropiezo en la frente. 

No,  definitivamente no somos iguales, 
aunque nos parezcamos tanto. 



Nená de la Torriente