Anoche
mi lámpara de estrella
parpadeó tres veces.
Pensé
si los pulsos eléctricos
tendrían
su propio lenguaje.
Todo
es energía, a distintos niveles,
desconocemos
el lenguaje de
muchas
cosas.
Dudé si empezaba a perder el juicio,
y
de nuevo mi lámpara parpadeó.
Reí, reí con ganas,
parecía
haberme contestado
con
un rotundo
‘sí, estás loca’.
Nená de la Torriente