Si
te pruebas los zapatos de barro
la
tierra te conquista.
Mil
estrellas fugaces harán que
parpadees.
Buscarás
en la inmensa belleza del río
un
pocito en tus palmas,
sólo
para calmar la sed.
El
cuerpo de una mujer bella
lo
intuirás alma de arcilla y moldearás
sus
curvas con barbotina,
lentamente, como un acto de amor.
Las
cordilleras, la extensión de los valles,
el
prado anegado de lluvia, el monte bajo,
arisco, como un hijo rebelde e insumiso,
serán
las cosas a las que des tu razón y
tu
nombre sobre el resto del mundo.
Nená de la Torriente