domingo, 3 de marzo de 2013


Miro por la ventana en domingo 
y la ausencia de pasos me desvanece. 
La mañana con sus perezosos, 
las tardes en los ‘tontódromos’
paseos largos y en círculos, con ropa bonita. 


Los helados sea cual sea la época del año. 
Los humanos con sus mascotas 
           -sólo en domingo-, 
el resto de la semana los animales 
llevan a sus amos atados a sus correas. 
Ese aire a melancolía de lo que fue, 
de lo que hubo, 
como ese olor de una posguerra muy liviana. 



Nená de la Torriente