Se
invierte tu figura en la
figura
exacta que proyectas.
No
se puede quedar bien con todos,
dar
de comer a los gorriones
sosteniendo
en la mano a un halcón.
Es
verdad que hay muchos bailes,
no
tantos como músicas,
por
mucho que se empeñen.
Escogí
bailar al son del viento
y
de la naturaleza viva,
y
no al del murmullo
de
la gente que se lame la boca
y
no se ve la herida,
y
eso,
eso
no se perdona.
Si
te dijera que me duele te mentiría,
que
me alegra tampoco,
lo
cierto es que nada me importa
el
runrún de la cuadrilla,
ni
el de la aldea, ni el de la gran ciudad.
Les
sobrevivo sin enojo, sin desabrigo,
con
distancias referentes
y
con el valor siempre
de
saber dónde pongo mi boca
y dónde mi cicatriz.
Nená de la Torriente