Se
usa la fugaz manera de morirse
cuando
lo salvaje nos alcanza,
para
sobrevivir un rato
a
la hondonada de mordiscos
en
la carne, de la brutalidad que
los
hombres propinan.
Y
más allá cuando su lengua es ascua,
no por decir verdades
que
considera oportunas y valientes,
sino
por herir hasta la médula
con
la villanía de la bestia.
Yo
no usaría la muerte para escapar de esto,
pero
comprendo que se use para
alcanzar
la paz un rato,
de
usarla la usaría para escapar de la vida
con
sus intervalos, y volver del silencio
purificada de nuevo.
Nená de la Torriente