domingo, 24 de marzo de 2013


No hace falta salir al mar 
y verse entre líneas horizontales. 
              Solum. 
Como un silbido en medio 
de un concierto,  una rareza 
condenada a ser diferente, 
a estar aislada. 
Expuesta,  insegura, indecisa, 
variable,  tanto como el casco 
oscilante,  apresado al oleaje. 
No hace falta verse entre 
líneas todas iguales,  sin abrigo, 
sin cueva ni cálido fogón, 
sin otros brazos, 
para sabernos quebradizos y 
desgraciadamente frágiles, 
pero al tiempo inconscientes 
e impetuosos. 



Nená de la Torriente