Lléname
de fantasía.
Ahora
que soy mayor
y
sé lo que sí y lo que no
se
alcanza
-aunque no hay certeza exacta-,
podré
vivir todos los días un
cinco
de enero
con
la ilusión de una niña.
Ya
sé que no lo entiendes,
hasta
te parecerá cruel,
pero
es complicado andar
descalzo
en una mente
que
no es la tuya.
Las
palabras tienen un peso
y
las ganas otro diferente,
luego
está el incómodo tiempo
que
maquina ausente de fonemas
y de avidez.
La
vida a cada momento,
y
me equivoco,
pues
pierdo millones de instantes.
Ser feliz no es una cuestión de suerte,
es
una obligación.
Nená de la Torriente