Te
tengo la mano cogida,
como
una niña toma la mano
a
su amigo.
Mi mano de chicle y
algodón
de azúcar,
que
oprime la tuya con cuidado.
No
importa que las manos
vayan
a un parque,
a
una isla misteriosa
o
a la calle a por chapas,
que
se escapen de casa o
que
se queden sin bocadillo.
Tu
mano está en mi mano,
pegajosas
manos de algodón de azúcar
y
no, no y no,
no la
pienso soltar nunca,
jamás de los jamases.
Nená de la Torriente