lunes, 11 de marzo de 2013


Bajan las salamandras 
por el tejido oscuro de los olivos, 
cubren las heridas de su corteza. 
La luna hoy no sale,  ni se adivina 
oculta en la mañana perezosa, 




y este viento no deja de empujarme 
el pelo hacia el norte. 
Dicen que la primavera está dormida 
en cada canto de jardín bajo reja, 
yo oteo mi pecho que tirita y sé que la flor 
que me puse en el pelo huyó de él 
al alba,  cuando salí a mirar a las olas huidizas. 
Tengo frío amor,  frío en las manos, 
en los pies frío, 
la lengua fría de tanto hablarme 
a solas. 
Y esa primavera ¿no venía? 
Este viento frío, 
tan frío, 
va arrancarme lo poco que ya queda 
de mí. 


Nená de la Torriente