No
se puede estar dormido
que
se escapan,
nos
perdemos las minúsculas lupas
aún
opacas que pasan rozándonos.
Las
llaves que abren los secretos.
Matices,
visos,
carices,
acentos,
grados
sutiles que se escabullen
en
el movimiento de los sucesos.
Son
las claves de todo entendimiento,
las
lupas limpias,
las
que lavan el disfraz de las formas
y
nos aclaran los interrogantes.
Nená de la Torriente