martes, 12 de marzo de 2013


Los ojos hablan mucho, 
aunque algunos azules son 
más callados. 
Me gustan los ojos, 
hablan bajito,  incluso gritan, 
tienen preguntas que los labios 
jamás harían. 
Te están besando y tú lo sientes, 
e incluso te abofetean y te duele 
la mejilla. 
Hay ojos que te dan respuestas claras, 
ojos que te cuentan toda una vida, 
vidas que se ocultan detrás de unos ojos. 
Ojos de dolor tan profundo 
que hacen que muestres empatía, 
y ojos iracundos que te producen rechazo. 
Los marrones suelen ser muy lenguaraces, 
como los verdes oscuros, 
aunque no quieran te cuentan hasta 
lo que ocultan, 
pero los azules tienen demasiados cielos 
cubriéndoles con amaneceres claros, 
me asustan, 
porque nunca puedo leerles casi nada, 
y ese intercambio se mengua.

‘¡Entiende sólo lo que escuches!’,
-me decían siempre de niña- 
pero se me resiste ese aprendizaje.




Nená de la Torriente