miércoles, 6 de marzo de 2013



Todo era más fácil antes, 
cuando escribías sin más, 
sin tanto análisis. 
No se puede ser esto, 
no se puede ser lo otro. 





El poeta debe sobrevivirse, 
reorientarse,  protegerse de  sí mismo. 
Asumo que de ser una especie en extinción, 
deberían proliferar los autores de versos, 
así esta forma de arte 
no desaparecería nunca. 
El ser humano es complejo y la sensibilidad 
nos vive como van crecido las ramas 
de un árbol,  haciendo formas, 
buscando la luz a su manera. 
¿Quién poda sus propias ramas 
para permanecer más conveniente, 
más adaptado, 
más preciso para dominar 
el sentir? 



Nená de la Torriente