martes, 5 de marzo de 2013

-Rivalidades-


No aprecio la rivalidad. 
Sé que muchos lo consideran 
sano y meritorio,  
pero exige un riesgo en una 
naturaleza imperfecta como 
la nuestra. 
Todo lo que lleva a un duelo, 
una disputa, 
una pugna, 
una lucha por conseguir un 
objetivo literal o mellizo, 
puede con mucha probabilidad 
terminar en riña. 
Cualquier pelea, 
reyerta, 
agarrada, 
pendencia o 
batalla,  siempre acaba en tragedia, 
y como decía mi abuelo 
sosteniéndose la mejilla: 

‘No amerita,  no amerita…' 




Nená de la Torriente