Cuando
escribo
soy
la persona menos sola del planeta,
como
esas campanas de domingo,
nada
ajenas al olor del espliego y al oído
del
que finge estar dormido.
Cuando
escribo
vivo
en el corazón de muchos otros,
y
mi sangre es la misma que su sangre;
y
soy pescador y frutera, panadero,
sacerdote
y médico con maletín lleno
de
tiritas.
Cuando
escribo comparte mi voz el
sonido
de todas las lenguas, y el yo es un tú,
y
el tú es un aquellos, y acercar todo esto
es
menos misión que sueño y
me
hace dichosa andar entre los ojos abiertos
de
otras estepas.
Cuando
escribo mi mano es la mano
de
cientos de manos, con sus cientos de dígitos
y
Dios anda detrás de todas ellas.
Cuando
escribo
no
soy la sombra de un cuerpo, soy el cuerpo
de
todas las sombras
que
quiere sobrevolar lo que aún ninguna conoce,
y
tañer, como esa campana, lo que todos padecemos.
'Vendrán
tiempos mejores'
-Eso
están diciendo ahora, este domingo 31-
Nená de la Torriente