sábado, 2 de marzo de 2013

-Nosotros-


Cuando miro sus ojos,  sonrío. 
Cuando imagino que se acerca 
despacio,  el pecho se precipita 
en alegres saltos de agua cálida 
buscando su poza. 
Si me toma la mano,  la suavidad 
de su tacto desviste la mía, 
y roza la recóndita palabra que 
pronuncio a solas. 
Si me besa me desgarra en miles 
de cuerpos,  todos suyos, 
que dulcemente se comban  
hacia sus amantes brazos. 
Cuando miro sus ojos,  los míos 
toman el color de los suyos 
y en él me convierto, 
y sonrío,  sonrío,  sonrío,  sonrío,  sonrío.
  


Nená de la Torriente