sábado, 16 de marzo de 2013


-Hipo del 16 de marzo-

Trascender de un modo visible,  palpable, 
es la ambición de muchos. 
Algo comprensible en la naturaleza 
contingente del ser humano. 
Alguno creerá que está creando un legado 
con misión cultural -casi divina-, 
como el editor que encierra tesoros. 
Otros,  en su humildad publicará dos o seis libros 
que podrán leer los nietos de sus nietos, 
y algunos se conformarán con ser leídos 
alguna una vez. 
Más de muchos,  vomitarán ideas argumentando 
que la palabra es más hermosa que la voz 
aguardentosa,  porque no encuentran eso 
que llaman lo espirituoso de la clausura. 
Creo que todos son granos de una misma cosecha 
de humanidad a espuertas, 
que quieren dejar algo 
aunque sea por vanitate. 
Cuando la vida nos atraviesa,  a unos 
les pasa de norte a sur sin darle voces, 
pero a otros, 
les deja flecos y descosidos 
que les obliga a zurcir con cierta 
ceremonia,  y casi sin darse cuenta 
la entrega va siendo cada día más intensa, 
sólo por ser depositarios de unas voces 
que no saben si los demás han escuchado. 



Nená de la Torriente