Dame
suerte en esta lidia
a
oscuras,
dime
que no hay acantilados
sino
rutas de agua.
Que
en la estrecha comodidad
del
que anda excarcelado,
no
todo son pinchos, ni rasguños.
Que
la piel puede quemarse,
pero
todo se cura, como sana
la
burla cuando te ríes de la
imagen
de ti escarnecida.
No
hay nada pactado, eres esa paja
que
cae al regato,
y
puede fluir acróbata y resuelta
o
quedarse varada
en
la primera quima que sobresale.
Nená de la Torriente