martes, 19 de marzo de 2013

-IGNACIO-


Quería cuatro patas 
y la piel con basto pelo, 
nada de alfabetos y caligrafía. 
Ni padre ni madre 
ni tito Alfredo, 
ni copiosas comidas de 
domingo. 



No ir a la escuela de adultos, 
ni aguantar miradas 
de la vieja de los hierros 
en la boca. 
Pasar el rato comiendo manzanas 
ácidas,  y rumiando hierba 
hasta dejar pelado el prado. 
¡Joder,  eso sí que era vida! 
La Chatina era su preferida, 
pero de ser sería macho. 
¡El cabrón de Ignacio!, 
total ya se lo llamaban. 
Lo tenía claro,  esa era la vida 
que hubiera querido tener. 



Nená de la Torriente