Aprendemos
a andar juntos
otra
vez, no se qué número hace,
de
nuevo.
Si
no nos renovamos somos esclavos
de
lo que fuimos, otra vez,
no
sé el nombre del esclavo hoy.
Espiamos
la cruz que portábamos.
Hacemos
abluciones en cualquier río,
saneamos
las costras imposibles, y
las
heridas ciegas.
Yo
te llamo mañana, tú me llamas amor.
Yo
te abrazo, tú me partes en dos
con
un beso milagro para seres sin fe,
y
un paso se sigue a otro, como un tic tac
sin
esfera.
Somos
dos o tres, o cuatro, empezando de nuevo,
otra
vez.
Nená de la Torriente