domingo, 17 de marzo de 2013


Ligero. 
El filo del canto de una letra 
mojado en gota de lluvia. 
Un primer sonido del eco 
sin rematarse. 
El último aliento del que agoniza 
justo antes de fallecer. 
Un roce de sol tardío que cruza 
los ojos una micra de segundo. 
Así de ligero es el peso del mundo 
cuando estoy a solas, 
cuando los sonidos entran para 
quedarse, 
cuando soy lo que son ellos, 
cuando nada me perturba. 
Ligero, 
ligera, 
lo mismo. 



Nená de la Torriente